Se dan clases en las universidades, y se apagan las luces de los cines. Se beben litros de cerveza, y se llora añorando la libertad desde una carcel. Escriben a toda prisa los escritores y los periodistas, y encienden sus ordenadores los oficinistas. Se buscan mutuamente todas las almas del mundo, y las del extramundo. Se apilan descaradamente las latas de atún y de tomate en los supermercados, y se juntan los negros a cantar y bailar. Se llenan de gente los restaurantes, y siguen trabajando los intelectuales y los mozos de supermercado. ...y yo sólo quiero montarme en un barco y no bajarme hasta que no me emborrache de mar y vomite todos mis sueños vagabundos... o me ahogue en ellos.
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