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Haikus al despertar

Standing still to grow up

Standing still to grow up

De entre todas las enfermedades mentales del ser humano, he venido a contagiarme de la más inquietante. Es una especie de miopía o de visión confusa, que se acompaña con una ausencia de reflejo propio en el espejo. Es una especie de indefinición. Lo contrario a lo que derrochan las pantallas de televisión. Veo, pero no puedo ver más que una sombra borrosa. Recuerdo, pero no puedo recordar nada más que una única sensación agridulce. Quiero y deseo, pero no puedo más que amar y desear algo etéreo... Es como si no pudiera identificarme conmigo mismo, como si la ropa nunca me viniera bien porque mi cuerpo no quisiera ajustarse a ningún patrón, como si me viera en parte reflejado por cada persona y en muchas cosas a la vez, y por tanto se encontrasen mis partes distribuidas por todo el mundo, como trozos de un espejo roto, formando un ser dinámico y mutante...

Además de algunas noches de insomnio hay otros síntomas, como que creo firmemente en la igualdad, pero no en la indiferencia. Cuando busco a otra persona parto desde mi mismo. Con frecuencia olvido la meta y me pierdo entre las huellas del camino. No me conformo con borrar mis heridas sino que intento siempre que cicatricen. A veces creo que amo demasiado en muy poco espacio-tiempo, y no sé bien dónde van esos ríos de amor. Y lo peor es que no termino de ver cuál es mi problema, ni cuál es mi rol, ni cuáles son las pastillas que me tengo que tomar para dormir, ni cuando debo romper a llorar o a reir...

El médico dice que es una etapa de inmadurez tardía y me ha recomendado unas varas de medir muy prácticas que dice que son mano de santo. Pero yo no soy tan optimista. Creo que lo pillé contemplando amaneceres y atardeceres; fijándo demasiado la vista en el horizonte; intentando descifrar el lenguaje de la música; permitiéndome escribir mis indefiniciones en lugar de encauzarlas a tiempo; saltando al vacío entre las estrellas que me rodean sin buscar luz ni cobijo...

Algunos se contagian de avaricia, de orgullo, de certidumbre, de comsumismo, de buen juicio, de palabrería, e incluso de estupidez... pero al menos ellos son felices y están convencidos de que su "mal" es una bendición, y de que Dios está de su lado e ilumina sus actos... Pero a mi sólo me queda sentarme a las puertas de mi casa, sin respuestas ni ungüentos que vender, junto a mis máscaras y a mis egos descoloridos, y ver pasar a aquellos que tienen problemas e inquietudes con nombres y apellidos, horarios de oficina y de comidas, cajones llenos de pastillas efervescentes, presencia y/o porte, crédito y rédito, ...

"No lo sé, la vida me trajo aquí." (anónimo)

"Hay dos tipos de personas, los que quieren dinero y los que no saben lo que quieren."

3 comentarios

JUANJOMAR -

CUANTO MÁS LO LEO MÁS ME GUSTA Y MAS LITERATURA VEO...SABOR A PESSOA.

juanjomar -

Escúchame con buenos oidos, pero es que ciertas mezclas y cierta complacencia quedan muy bien para la literatura. Pero si uno quiere hacer un análisis medianamente válido hay que poner cada cosa en su sitio y llamarlas por su nombre. Y aunque uno sólo aprende de su experiencia trato de ser un espejo para tus palabras. También reconozco mi vena gestáltica.Un abrazo.

juanjomar -

En una primera lectura y haciendo de abogado del diablo: Sí, muy bonito, incluso dices cosas interesantes, pero...¿no hay en el fondo una no aceptaciónde tu yo tal cómo eres, de tus posibilidades y limitaciones reales, de tu presente?...y aunque me gusta lo que dices, algo me huele regu. Hemos de aprender a gestionarnos como somos, no somos dios.