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Haikus al despertar

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En este viaje casi circular por la línea 6, perdemos a veces un poco el Norte de tanto mirar hacia delante. Aligeramos mucho el equipaje al cambiar tanto de tren, y sin embargo, cada vez tenemos más responsabilidades. Lo bueno de que volvamos a pasar por sitios parecidos, que no iguales, cada dos por tres, es que recordamos esas prendas, esos tesoros de cartón, que nos dejamos por el camino y que antes tanto valorábamos. Nur wer sich ändert, bleibt sich treu… pero también es una reconstrucción, una vuelta a formas en las que el puzzle encajaba en el pasado, para volver a reconocerse en el presente, a sentir ciertas cosas: volver a bailar, montar en columpio, pasear sin rumbo, dormir a deshoras, releer tus notas, mirar fotos, escribir… Ahora somos un poco más mayores, pero aún guardamos nuestras gafas de ver el mundo de colores, nuestros libros, canciones, anhelos e incluso algunas amistades (nuevas y viejas) que nos pueden ayudar a recordarnos y a poner el marcador a cero.

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