El lado sublime del corazón
... A todas las mujeres de mi vida les digo: mi corazón es tuyo, si lo quieres, porque quiero amarte, y quiero que lo tengas un rato en tus manos. Pero no es tuyo para hurgar en mi herida, ni para jugar con él... Si te enseño mi herida es porque quiero compartirla contigo. No te culpo de mi herida, mamá, mujer... Quiero que habites mi corazón conmigo porque entra frío por ella, aunque sé que también entra luz... Me siento solo y a la vez comprendido en mi corazón a solas. Si quiero que entres es también porque sé que debo mostrarme como soy, y quiero hacerlo. Quiero que me vean y así también aprender a aceptarme. No tienes que hacer demasiado ahí dentro, sólo déjame ser yo y acampa a tus anchas, que yo te dejaré cada vez más hueco... Hay lugares que nunca han sido habitados por nadie más en mi corazón. A algunos aún nos les ha llegado la hora y otros son lugares a los que quizás mi madre, por sus razones, no ha querido o no ha sabido entrar. Hay lugares vírgenes que podrás descubrir: descúbrelos! Aparta la maleza y hazte camino y ayúdame así a conocerme. Déjame que aprenda a amarte y podré ir mostrándome poco a poco de par en par. Quiero recorrer todo mi corazón y siento que necesito una segunda madre para hacerlo de la mano. Pero no quieras adueñarte de él, sólo entra a descubrir, que yo haré lo mismo en tu corazón. Poco podrás ayudarme si no conoces lo suficiente tu propio corazón. Pocos caminos podrás enseñarme si no te quieres tú misma. Pero siempre hay una lección que aprender el uno del otro, que compartir. No te puedo pedir más de lo que me puedas dar y eso no debe hacerme pensar que no me quieres o que no hay nada por descubrir, sólo que no puedes quererme más, ni darme más luz, ni yo a tí tampoco quizás. Busco tu calor para encender mi fuego, y tú el mío, pero no podemos en realidad encender la llama del otro, sólo recordarle el calor que siente uno dentro de su propio corazón, la comprensión dentro de su propia herida, para así animarle a encender la llama por sí mismo... Hay que aprender a mantenerse con las raíces firmes como un árbol y dejar las hojas al viento, en el corazón ajeno o cuando alguien entra en el nuestro... y ¿nos han enseñado eso? puede que no... pero todos conocemos en el fondo esa verdad y ese camino, y tampoco podemos pedirles a los que nos dieron la vida lo que ellos mismos no aprendieron. La humanidad avanza como un único ser en busca de sí mismo. Y somos la punta de esa evolución, somos parte de un ciclo y aprendemos a amarnos como un ser más grande. No estamos solos en eso. "Nuestros hijos tienen muchas madres, y muchos padres y muchos abuelos, tantos como ellos quieran. La familia no tiene fronteras. Tu ancestro puede ser cualquier espíritu que quiera acompañarte en tu viaje en el mundo, aunque no haya sido nunca pariente ni conocido.", dicen en algunas tribus africanas. Aquí estamos cogidos de la mano, en la batalla, en la playa, en el mar, bajo el mismo sol... en el planeta que siente...
La cita en cursiva es del libro "Espejos" de Eduardo Galeano, la foto de Julia López.
4 comentarios
estefania -
kuki -
Javidenki -
Gam -